Capítulo I
Zarpamos a media noche…
la niebla y el frio fueron nuestra única compañía en muchas millas náuticas.
Sólo conocía yo el destino y objetivo de esta misión. Mi
tripulación no era consciente de los peligros que sin duda nos esperaban.
Navegamos durante varios días haciendo zig zag, sabedor de
que esta táctica de navegación confundiría a mi excelente tripulación marinera.
Era imprescindible para conseguir mi objetivo y llevar a cabo la misión con éxito.
Era imprescindible para conseguir mi objetivo y llevar a cabo la misión con éxito.
Días atrás con la ayuda de mi lugarteniente Toni Tower,
habíamos reclutado a los mejores marineros de todo el puerto de Rotterdam. Toni
realizó las pruebas de aptitud pertinentes para ello.
Quiero recordar que las pruebas estaban compuestas por un
examen tipo test sobre la teórica y un simulacro en toda regla sobre como
apagar un incendio, pasar hambre y sed durante 13 días consecutivos
y por último la conducción del barco y realización de faenas con una índice de
7,2 miligramos de alcohol por litro de sangre. Esto nos aseguró una tripulación
apta para la peligrosidad de nuestra misión.
Transcurridos ya dos meses y aunque todo parecía en orden, detecté un pequeño conato de malestar entre algunos marineros. Intentamos
calmar la situación organizando varios talleres de entretenimiento, siendo el
taller de lectura celebrado en la pequeña biblioteca habilitada en el barco el
que más éxito tubo, pero me di cuenta, como haría cualquier Capitán que se
precie, que había llegado la hora. Era el momento idóneo para revelar lo
terrorífico de nuestra misión…el destino de nuestros huesos…. la revelación del
motivo real de nuestro viaje que yo sólo conocía y que quizás sería lo que yo
siempre he llamado “La madre de todas las misiones”
Continuará………
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