martes, 9 de septiembre de 2014

Treinta y tantos...

Conocí a Chloé en una fiesta en primavera…
Me divertí locamente con Amélie en aquellos años maravillosos de la juventud…  
Anais fue durante algún tiempo la compañera perfecta a la que amé hasta el límite permitido y me dejó justo cuando entendió que nunca… nunca podré olvidar a Beatrice...

Parte III

Los años van transcurriendo mientras paseo por el boulevard Saint Michel.
París sigue estando vacío sin Beatrice.
Mi vida va pasando, mis días largos y oscuros dan paso a la claridad de la noche, al tiempo en que ya, sólo en casa, revivo algunos momentos y siempre acabo recordándole… entonces saco el cuaderno de recuerdos y fotografías que voy coleccionando desde siempre y pasando las hojas sigo recordando y pasando y pasando y mirando llegará el sueño que me traerá la tranquilidad un día más. 

La veis… sigue estando genial, preciosa, maravillosa, el tiempo pasa para ella a su favor y a pesar de que su vida está un poco revuelta, llena de gente, de ciudad en ciudad y de país en país, nunca se la ve con nadie.
Tengo la impresión de que en el fondo está sola.
La Dulce Beatrice, aquella chica estudiante de Botánica que sólo con su presencia te transmitía una bocanada de aire fresco de primavera, insultantemente bonita, en aquella pequeña librería de parís llegó para quedarse en mi vida, en la distancia, para siempre…

Desde entonces he seguido su camino a través de periódicos como el “The New York Time” sentado en un banco del parque Saint Michel la he visto ganar batallas contra Goliat, por los animales, los bosques… los niños!!

Volcada en mil causas he leído como viajaba por el mundo y se enfrentaba a los poderosos y aunque muchas veces perdía, sus pequeñas y escasas victorias se celebraban entre los débiles y simpatizantes de las causas perdidas.
 
Veinte años han pasado!! y a sus treinta y tantos mi chica, Beatrice, sigue recorriendo el mundo, defendiendo quimeras al igual que Arturo “El Rey”, el destacado personaje de la literatura europea que es representado como el monarca ideal tanto en la guerra como en la paz.

Según algunos textos el Rey Arturo fue el caudillo que mejor dirigió la defensa contra los invasores y aunque su historia pertenece principalmente al folclore y a la literatura, estoy seguro que de existir, tuvo que ser alguien parecido a Beatrice.

Se acerca el Otoño en París…

El día se hará más corto y pronto cambiaré los paseos en el boulevard por las tardes de lectura en mi librería favorita, por cierto que hoy en día regenta Clarís la dependienta de toda la vida, allí donde la conocí y donde la espero mirando las revistas y recortando fotografías de sus nuevas batallas que, como el Rey Arturo, cada día emprende con la energía del luchador incansable aunque, ahora, desde la Dirección de la Secretaría para los derechos humanos en la ONU, donde desde hace tiempo, impulsa los proyectos más interesantes a la vez que peculiares, que puedas imaginar.

Un ejemplo de ello es el proyecto Biosfera II que consiste en la entrega de una maceta conteniendo un árbol a todas las familias de los recién nacidos. La planta crecerá a la par que el bebé que aceptará y adoptará con normalidad tener un hermano de otra especie y con el que jugará, crecerá y alimentará, creándose así una simbiosis familiar que marcará sus vidas para siempre y donde el respeto al medio ambiente y a las plantas pasará a un primerísimo plano.

Ingeniosa Beatrice, la chica que siempre se adorna por una flor amarilla.

Quizás mañana me reúna con ella, tal vez nunca.
Quizás vuelva, tal vez ni se acuerde mi…
 

2 comentarios:

  1. El destino es caprichoso, pero yo creo que cuando juegue a volver a uniros ella se acordará de ti dentro de su ajetreada vida.

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  2. Yo creo que ella lleva otra vida que no va con él

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