domingo, 31 de marzo de 2019

El Jabón de los Sueños...


Como sabéis, el jabón se conoce desde el principio de los tiempos y aunque hay muchas teorías sobre su origen, yo que me dedico a la venta de jabones desde hace mucho tiempo, siempre digo que me parece una teoría más certera la conocida de Galeano que fue médico romano y al que se le reconoce por sus conocidas teorías sobre cientos de cosas que fueron fundamentales hasta la Edad Media. Fue el primero que nos facilitó noticias sobre el empleo del jabón como medio curativo, para la higiene personal y del lavado de las ropas.

También observó que la limpieza tenía un efecto curativo en las enfermedades de la piel.



Pero, perdonad, ni siquiera os he dicho quién soy ni lo que hago.



Me llamo Marek "De Marte", el nombre me va muy bien porque, según dicen mis amigos, ando siempre con la mente en otro planeta.



Tengo un pequeño comercio dedicado a la venta de jabón, pero no de cualquier jabón, en mi comercio podéis encontrar todo tipo de jabones pero, además, en el interior de un cofre guardado en el sótano, a la temperatura y humedad adecuada, poseo el regalo más valioso del mundo, mi creación; una crema magistral, especialmente mágica... "El jabón de los sueños"



Estas tabletas de jabón elaboradas por mí con esencias de hierbas naturales y otros elementos que no voy a desvelar, ofrecen un rico aroma y contribuyen a la limpieza e hidratación de la piel además de  eliminar manchas o cualquier imperfección de la piel, especialmente del rostro.

Mantengo que tiene propiedades que contribuyen al rejuvenecimiento drástico de todas aquellas personas que lo usan, que son solamente aquellas que yo particularmente selecciono de entre todos mis clientes porque entienda que son merecedoras de tan exclusivo regalo de la naturaleza.

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Para aquellos que próximamente vayáis a visitar Praga (República Checa) yo os recomendaría pasar por

El Reloj astronómico de Praga que es un reloj medieval localizado en la pared sur del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja y justo a la espalda, entre callejuelas de paredes de adobe y piedra, no dejéis de buscarme, allí encontrareis mi modesto establecimiento, el lugar donde ofrezco a todo el mundo mis jabones.



Debéis saber que todo empezó el primer día de la primavera de hace algún tiempo, aún lo recuerdo como el día en que aprendí que no todo el mundo no es igual, que existe otro tipo de  personas, diferentes, con un grado de sensibilidad poco común, sutiles, con valores inapreciables para muchos de nosotros... yo lo descubrí ese día y a partir de ese día comenzó todo.



Después de un rato observando los productos, oliendo primorosamente algunos de ellos, tocando, acariciando cada trozo y cada pastilla de mi jabón casero pude darme cuenta que Trinidad no se parecía en nada a tantos cientos de turistas, clientes, amigos, que han pasado por mi tienda para conocer y comprarme alguno de mis productos.



Me gusta observar a las personas, lo hago desde hace tiempo y a base de mucho observar he aprendido a reconocer y extraer algunas particularidades en las formas de ser que pueden pasar inadvertidas para muchos, pero que nos definen y nos diferencian...   y os aseguro que mi índice de aciertos es muy elevado¡¡ 

Trinidad tenía algo especial que destacaba y la diferenciaba del resto de la gente...
Llegó el primer día de la primavera y desde el primer instante en que la vi me transmitió algo especial, un encanto cautivador que sólo poseen aquellas personas que nacen con él, no se puede aprender y aunque se preocupaba por mostrarse amable y comunicativa, mientras me preguntaba por las características de alguna de mis piezas, pude reconocer en ella a una chica introvertida y tímida que buscaba, que necesitaba encontrar un poco de tiempo para ella misma y así poder relajarse. Esa es una forma de recargar las pilas para proseguir con la vida.



Cada uno de sus movimientos, mientras hablaba, cuando escuchaba, sus expresiones, hacían que todo tuviera sentido y a penas sin darte cuenta, su aura te envolvía de sensibilidad y hacía que te sintieras completo.



Sin embargo, lo que a mí me pareció sorprendente y admirable, para ella sólo era un aspecto de debilidad que pretendía disimular hasta el punto, incluso, de tener ciertas reacciones hostiles y distantes  cuando realmente, luego puede saber, ella no era así.



Recuerdo que durante varios días más acudió mi tienda. Recuerdo algunas conversaciones interesantes que me enseñaron algo más de ella. Recuerdo algunos momentos mágicos.



Desde aquél día de la primavera de aquél año han sido cientos, quizá miles,  los turistas que han pasado por mi tienda... pero muy pocos los que me dejaron huella.



Son muchas las personas que compran mis productos... pero sólo unos pocos, como Trinidad, los que finalmente son poseedores de mi secreto, solo unos pocos se llevan mi "Jabón de los Sueños", sólo unos pocos saben y son capaces de evadirse del mundo de la realidad y trasladarse a esa otra parte imaginaria donde todos guardamos nuestros mejores deseos y nuestros más profundos recuerdos.


1 comentario:

  1. Bonita historia, lastima que me queda un poco lejos...... Como siempre genial para evadirse por un instante

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