sábado, 14 de enero de 2017

Quinto Elemento

Ya sabéis que la Química es la Ciencia que estudia la composición y las propiedades de la materia y de las transformaciones que experimentan sin que se alteren los elementos que la forman.

Para aquellos que la adoramos y la practicamos es una vida intensa de laboratorio que sólo se puede alterar cuando necesitas realizar un trabajo de campo, un experimento para controlar in situ, en el lugar del acontecimiento, a la hora y en la forma precisa y exacta. 

Hace tiempo enfoqué mi trabajo hacia la búsqueda de una quimera, algo que, a cualquiera le podría parecer imposible, pero que, desde el rigor científico que se me reconoce, pude contrastar en primera persona... algo a lo que ya he bautizado con nombre propio "Quinto Elemento" 


Lyon es la segunda ciudad universitaria de Francia, acoge en su área metropolitana a más de 140.000 estudiantes y durante aquél año y alguno más, uno de aquellos jóvenes y fantásticos estudiantes era yo.

Tras el largo día de estudio y trabajo en el laboratorio, siempre llegaba la noche de tertulia, diversión y grandes paseos por el "Vieux Lyon" que es un barrio medieval y renacentista... un lugar donde desconectar de todo... o tal vez, si encarta, compartir con el grupo los progresos y conocimientos adquiridos ese día.

Aquella noche ocurrió que, un sólo beso en la mejilla, pulverizaron 2 años de estudio y por supuesto, me obligaron a replantear y reconstruir mi vieja tesis aún, en estos días,  inacabada. 

Después de aquella noche y tras un saludo en el que compartimos un beso en la mejilla, fue un momento que marcaría mi vida, en ese instante en que nos presentaron en una de aquellas reuniones instructivas... a partir de ese micro segundo fantástico en que mis labios se unieron a la extraordinaria y sublime Lydia lo supe, lo reconocí, la clarividencia llegó y lo entendí...  a los cuatro sabores clásicos conocidos (dulce, salado, amargo y ácido), cabe añadir,  sin ningún lugar a dudas, el  quinto sabor que aquella noche percibí y descubrí como un regalo caído del cielo y al que he bautizado como "Quinto Elemento"


Es un nuevo sabor que ilusiona al percibirlo, refrescante a la vez que conserva la consistencia del aroma de los granos de café recién tostado y fundido en la esencia de la brisa que se respira en la popa de un velero en alta mar. Agridulce en el primer impacto pero templado y sereno en la ingesta que insita el paladar a generar un estímulo diferente a lo conocido mientras hace que te traslades al único lugar donde el alma puede elevarse sin separarse del cuerpo.

Aquél beso me supo a otra cosa.
El olor, el sabor de su mejilla cambiaría mi percepción para siempre...

Yo ya sé que existen interacciones entre sabores y factores que modifican su percepción pero estoy seguro que este no era el caso, no podía ser una modificación alterada por cualquier circunstancia aleatoria, entre las que incluyo el flash instantáneo del enamoramiento prematuro, del que soy absolutamente creyente, sino del descubrimiento de un nuevo sabor claramente diferenciado que yo sumo a los cuatro existentes, aunque a falta de poder demostrarlo hasta el momento.

Un poco de ella me abrió el camino hacia el "Quinto Elemento" y desde entonces no dejo de buscar la forma de conseguir la mezcla que me pueda llevar a discriminar y extraer esa extraordinaria esencia, que incluso hoy, tras algunos años pasados desde su descubrimiento, no he podido volver a sentir de ninguna otra manera.



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