miércoles, 21 de mayo de 2014

Ali-Oli y el Magnetismo Terrestre...



Es increíble la huella que puede dejar la mirada de una desconocida a la que sabes que nunca volverás a ver jamás… 

Soy un científico más, experto en el estudio del Campo Magnético Terrestre (también llamado campo geomagnético), que se extiende desde el núcleo interno de la Tierra al límite en el que se encuentra con el viento solar que como todos sabéis es la corriente de partículas energéticas que emana del Sol.
Puede parecer aburrido para vosotros pero os aseguro que no lo es… 

Me llamo Ernesto y estoy destinado en la base militar de Syalbard (Noruega). Realizo un estudio sobre el comportamiento del magnetismo en las salsas, en particular la salsa de ali-oli que en contra de lo que se cree, no sólo es un revuelto de ajo y aceite sino que contiene algo más, invisible a la vista pero extraordinariamente sensible al paladar, se trata del geomagnetismo aromático.
Cuando depositamos la salsa ali-oli en boca, en ese momento el campo magnético interviene en nuestro cerebro que empieza a relacionar la oferta culinaria con los recuerdos que se tienen de la misma o con las expectativas generadas, pudiendo incluso nuestras glándulas salivales empezar a funcionar. 

Estos cambios percibidos es lo que llamamos “sensaciones”, percepciones identificadas por nuestro cerebro, a través de los sentidos, siendo las principales sensaciones relacionadas con la comida, el color, el sabor, el olor y la textura. En definitiva, se podría decir que el Ali-oli provoca sensaciones en nuestro cuerpo que nada, ninguna otra cosa, puede activar!!! 

23 de agosto, ese día significa mucho para las personas que vivimos aquí.
En esta zona cercana al círculo polar ártico, entre el 19 de Abril y el día de hoy, nunca hay ocaso.
El Sol nunca desaparece, no se esconde, se podría decir que hay 73 días sin noche… 

Todos esperamos este momento con verdadera ansiedad y se organizan fiestas de amigos y en nuestro caso, alejados de cualquier población, preparamos una fiesta de compañeros de trabajo. 

Ella apareció en nuestra fiesta y apareció en mi vida.
Ni siquiera la había visto llegar y no la conocía pero fueron aquellas “sensaciones” inexplicables las que me hicieron volver la cabeza justo en el momento en que el Sol cayó de la forma precisa, milimétricamente improvisada, para alumbrar el cielo y vestirlo del color rojizo que sólo se consigue en el Ocaso del día y nos da la sensación de que nuestro cielo está siendo acariciado por la tenue luz que se va apagando majestuosamente… 

Porque me di la vuelta ??.
Su perfume, el olor de su piel, su aura, quizás su magnetismo…
Ese instante sublime, en este preciso momento, justo en este día, la famosa leyenda Noruega se apoderaba de todos los que apreciamos este fenómeno extraordinario, “la visión de la primera mirada durante el Ocaso de Verano quedará para siempre en tu vida”. 
La leyenda se hizo realidad...



Marís estaba allí, justo a mi espalda, a mi lado y sin decir nada, nuestros ojos se cruzaron, creo que un instante, aunque el tiempo se paralizó. A través de sus ojos me transmitió la energía de cientos de miles de tormentas de viento solar y quedó grabado para siempre este momento y aquella imagen del último Ocaso Noruego que viví y que nunca se ha podido borrar de mi memoria… 

Quizás entendí, por fin, la fuerza y el carácter con que el geomagnetismo actúa sobre la salsa ali-oli ó fue casualidad pero al día siguiente recordando este momento conseguí elaborar el final del estudio sobre este revuelto de aceite y ajo que era el motivo de mi estancia en Noruega…luego marché para no volver nunca más.

En unos días fui trasladado a Australia donde comencé una tesis muy importante y que cambiaría muchas vidas sobre el maravilloso mundo del kanguro de ojos verdes, tan desconocido por todos. 

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