Mi trozo de cielo de color gris...

Durante el verano, el cielo de de Viena es mas azul que el cielo azul…. 

Por las tardes me gusta pasear por la ribera del Danubio, ya todos conocéis lo importante que es este río, uno de los más grandes de Europa que nace en Alemania y pasa por muchos países hasta llegar al mar. 

Su paso por Viena es especial. Desde su margen izquierda, entre los árboles, sentado en uno de esos bancos, al atardecer, observando el horizonte, entre el color azul del cielo azul y el azul de sus aguas, si te fijas bien, sólo si estás preparado para ello, puedes ver una amplia franja en el cielo de color gris perla por la tarde y gris purpura cuando va llegando la noche… pues si durante el tiempo en que el cielo se viste de gris cierras los ojos, y piensas con fuerza un deseo, alguien me dijo una vez que siempre, siempre, el deseo se hace realidad.

Esto fue lo primero que me impresionó cuando llegué a Austria un día buscando oportunidades y a donde aún me encuentro esperando que vuelva ella.

Para no alargarme os diré que soy escultor, muy bueno por cierto, mis amigos y profesores valoran mi trabajo como excepcional y “único” entre autores con vida claro está¡¡¡

Pronto todos nos dimos cuenta de que no podría desarrollar mi trabajo allí, en el lugar donde nací, mi futuro más próximo no estaría en mi ciudad, al menos de momento y por ello, lanzado por la energía y el impulso que siempre ofrece la juventud a los 32, me marché una noche sin despedirme de nadie. 

Nada me retenía ya en aquél lugar donde sentía que todo era demasiado pequeño. 

Aquella noche subí al tren que me llevaría a un nuevo destino y una nueva vida.
 

Durante el trayecto la conocí. Nos presentamos y enseguida notamos como cierta conexión nos unió.

Sentada a mi lado graciosamente la fotografié,  pasaríamos los próximos días involuntariamente unidos por las mismas incomodidades pero también, con parecidas ilusiones por cumplir.

Nada más salir me pareció una chica loca aunque sensata… con cierto atractivo interesante¡¡

Sólo habían pasado unas horas cuando pude ver la dulzura que hay en su sonrisa aunque también su rabia cuando se enfada… bonita¡¡

Transcurrido ya el primer día, vivimos momentos en que la encontré triste, cuando se encierra en sí misma pero súper divertida cuando se da cuenta que la miras… preciosa¡¡

Nuestro viaje juntos terminó a los dos días, aunque me parecieron sólo unas horas junto a ella. 

La estación de Viena está cerca de un bulevar, donde a veces cuando atardece sé reúnen las parejas de enamorados y miran hacia el horizonte con la esperanza de ver aparecer el color gris pulpura en la parte del Danubio que se funde con el cielo, entonces, si lo consiguen, pedirán su deseo.

Antes de despedirnos Tabita me llevó allí.

La chica rebelde, inconformista, divertida siempre era profesora de idiomas y dedicaba parte de su energía de los 28 a recorrer una parte del mundo.

Viajar, conocer gente, lugares donde escribir su historia… una historia divertidamente interesante que a mí, me gustaría compartir con ella.

Aquella noche, cuando el cielo gris pulpura cubrió por completo nuestras cabezas, yo pedí mi deseo y hoy, algún tiempo después sigo esperando aquí, algunas tardes, con su foto en mi mano, esperando y deseando que mi deseo de auqella noche se haga realidad.