Quizá fue aquél reflejo blanco escondido entre su pelo negro...
Nunca lo sabré con seguridad aunqe en realidad da un poco igual porque en seguida, en cuenta la vi, ya supe que mi vida quedaría, como aquél mechón blanco en su cabello, entrelazada, mezclada, fundida a la suya para siempre.
Nunca lo sabré con seguridad aunqe en realidad da un poco igual porque en seguida, en cuenta la vi, ya supe que mi vida quedaría, como aquél mechón blanco en su cabello, entrelazada, mezclada, fundida a la suya para siempre.
Nueva York es la ciudad más poblada de los Estados Unidos de América y está entre las aglomeraciones urbanas más grandes y más pobladas del mundo, quizá por ello está considerada como la ciudad global, la enorme relevancia de la ciudad a todos los niveles la convierte, junto a Londres, Tokio y París, en una de las ciudades más destacadas e influyentes del planeta.
Siempre que puedo me gusta dar un paseo a "Pollotone", así que los fines de semana encuentro el momento adecuado para sacarle a corretear nada más y nada menos que por "Central Park" que como sabéis es un parque urbano público situado en el distrito metropolitano de Manhattan, aquí en Nueva York.
(Yaquina es una lengua indígena de America y es de aquí de donde extraje el nombre de mi conejo "Pollotone" que en Yaquina significa "soñador" porque es así como quiero pensar que mi "mascota" pasa su tiempo mientras permanece enjaulado)
El parque tiene forma rectangular y es casi dos veces más grande que Mónaco y casi ocho veces más que la Ciudad del Vaticano. Con unos 25 millones de visitantes al año, Central Park es el parque más visitado de los Estados Unidos y aquel día precisamente Pollotone y yo... estábamos allí.
No me extenderé en el cómo ni el porqué, sólo contaré que una colmena de un apicultor puede llegar a tener entre 1000 y 5000 abejas. No pude contar la cantidad exacta pero, mientras huíamos corriendo para refugiarnos entre los árboles de un extrema del parque, fueron al menos varios cientos las que llegaron hasta el banco donde descansaba yo, que miraba como Pollotone disfrutaba de espacio para saltar.
El conejo intuyó el peligro y pude ver como me miraba, estoy seguro que vio el miedo en mi cara y corrió y corrió como nunca lo había visto, me adelantó en una carrera en lo primeros metros y con no demaiado esfuerzo, sacándome una distancia de al menos 300 antes de llegar hasta la arboleda que nos protegería de una muerte segura, pero, ha pesar del gran esfuerzo realizado no pude evitar que fueran algunas decenas de picotazos dolorosos he irientes los que sufrí en aquella persecusión espontánea.
Lo siguiente que recuerdo es el sonido de una máquina donde se podían ver en una rayita discontinua los latidos de mi corazón y una máscara de oxigeno que cubría toda mi cara y al fondo, aunque deslumbrado por los numerosos focos que me apuntaban directos a los ojos, la sombra agradable de una silueta.
Hay algunas cosas que no se pueden explicar y a las que tampoco hay que buscar explicaciones, en realidad, es imposible entender cuando de sentimientos se trata porque la medida de nuestro "vaso" o el tamaño y la calidad nunca es la misma para todos, pero esto no importa ya, algunos pensamos que uno es lo que ha aprendido a sentir en el trayecto de su vida y por ello, mientras vamos viviendo, no dejamos de aprender y de sentir y lo verdaderamente importante es que nuestro "vaso" por muy pequeño y debil que sea, siempre permanezca lleno...
Durante las siguiente semanas, aquella chica pasó de ser mis brazos, mis manos, mis dedos a ser la cuidadora de un enfermo de un hospital y algunas semanas más tarde mi enfermera preferida, para finalmente, cuando me dieron el alta, mi amiga.
Terminé mi recuperación en su casa. Un pequeño ático en el centro de Manhattan con una terraza donde ella ha construído un pedacito de campo con múltiples sabores y olores a yerbabuena, tomillo, azahar y muchas otras plantas, lo ha preparado para mí y es exactamente el campo que añoro y que, por razones obvias de seguridad, ya nunca más visitaré.
Teresa, hoy es mi chica..., el amor de mi vida, mi compañera, mi enfermera, mi cuidadora, la mujer más importante de cada uno de los días del tiempo pasado y por llegar, el complemento idóneo que nunca busqué pero que llegó inesperadamente de una forma trágica pero con un resultado por el que repetiría mil veces el momento de las puñaladas de aquellas abejas asesinas.
Tras varias demandas a la empresa horticultora propietaria de la colmena que aquél día escapó para encontrarse conmigo y con Pollotone, en ún viaje certero y exacto dentro del enorme "Central Park" donde mi conejo y yo disfrutábamos del día libre, después de algún tiempo creo poder decir que hoy en día soy el hombre más rico de la zona sur de Manhattan gracias a varias decenas de manchas rojas en forma de botón que me quedaron tras el ataque y que ya continuarán conmigo para siempre.
Aunque ha pasado algún tiempo ya, cuando queremos encontrarnos, paseamos junto a Pollotone, por nuestro pedacito de campo en aquél ático, nos sentamos a la luz de nuestra luna y escuchando algún tema inolvidable de aquellos "Aguilas" que nos acompañaron en tantos buenos momentos...
Allí la miro y os prometo que aún la encentro más preciosa, mi chica¡¡, aquella que me deslumbró con su mechón de pelo blanco hoy me sigue deslumbrando pero por miles de razones más y espero, deseo con toda la fuerza de mi corazón poder seguir paseando con ella, junto a Pollotone claro¡¡ durante todo el resto de los días de nuestra vida.
Allí la miro y os prometo que aún la encentro más preciosa, mi chica¡¡, aquella que me deslumbró con su mechón de pelo blanco hoy me sigue deslumbrando pero por miles de razones más y espero, deseo con toda la fuerza de mi corazón poder seguir paseando con ella, junto a Pollotone claro¡¡ durante todo el resto de los días de nuestra vida.
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