Aún
recuerdo los momentos de la infancia en la que recorría aquellas calles
estrechas de mi pueblo intentando encontrarla… la princesa de las
pecas de oro, así la llamaba y así
es como seguía recordándola hasta ahora.
Dios!!!
nunca habría podido imaginar que, mi princesa, en unos pocos años, se
hubiera podido transformar en la mujer más bonita del mundo.
Mi corazón aún trota a mil por hora desde ayer.
Lisboa
se ha convertido en una ciudad enorme, llena de coches, edificios y
personas… yo sigo acordándome de mi pueblo y por eso, cuando necesito
algo especial, diferente, busco aún entre
las callejuelas, en las pequeñas tienditas de la zona sur, y casi
siempre suelo encontrar aquello que necesito.
Ahora
soy sastre y aunque a veces miro las tendencias más actuales, lo mío es
el traje de boda y el vestido de verano pero, eso sí, bordado con mis
propias manos, así consigo ese toque
diferente y especial.
Escuché
no sé donde que allí, en la callejuela cerca del río habían abierto una
lencería artesanal y allí que me presenté a la primera de cambio.
Para mi trabajo sólo huso agujas artesanales, pero para aquellos jóvenes que ya ni las conocéis, os aclararé que una aguja es un filamento de metal, cobre u otro material duro, de tamaño relativamente pequeño, generalmente recto, afilado en un extremo y con el otro acabado en un ojo o asa para insertar un hilo y es empleado desde tiempos prehistóricos para coser.
Se cree que los chinos fueron los primeros en utilizar agujas de acero, y que los árabes se encargaron de traerla a Europa.
Para mi trabajo sólo huso agujas artesanales, pero para aquellos jóvenes que ya ni las conocéis, os aclararé que una aguja es un filamento de metal, cobre u otro material duro, de tamaño relativamente pequeño, generalmente recto, afilado en un extremo y con el otro acabado en un ojo o asa para insertar un hilo y es empleado desde tiempos prehistóricos para coser.
Se cree que los chinos fueron los primeros en utilizar agujas de acero, y que los árabes se encargaron de traerla a Europa.
Entusiasmado por los diferentes tipos de aguja que
me mostraba me despisté, no la vi!!, no la había mirado a la cara pero…
fue ese gesto, esa mirada que la hacía diferente para mi... fue sin duda la
mirada de mi chica, de mi amiga especial de la infancia,
de mi compañera en una bonita adolescencia, de la persona más
importante, aquella con la que aprendí.
Sentados en la playa y cogidos de la mano ingenuamente, me enseñó y aprendí que el amor es algo que va mas allá de lo visible, de lo que esperas, de lo que nunca nadie, con palabras, pueda explicarte jamás…
Sentados en la playa y cogidos de la mano ingenuamente, me enseñó y aprendí que el amor es algo que va mas allá de lo visible, de lo que esperas, de lo que nunca nadie, con palabras, pueda explicarte jamás…
Los años fueron pasando pero nunca la olvidé… ella
fue y aún es mi chica, la de las pecas de oro, la de la mirada diferente
y aunque no me reconoció y mi cobardía y el maldito sentido de la
vergüenza no me dejó recordarle… pude ver en su
muñeca mi vieja pulsera de cuero que un día le entregué mientras sentía como se alejaba.
Quizás algún día, mientras compro aguja e hilo, puede hilvanar la conversación adecuada y atreverme y recordarle...
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