lunes, 2 de marzo de 2015

El último día...

En la foto mis chicas... aquellas que llegan casi de casualidad a nuestro sitio, a este lugar tan diferente que no está al alcance de la mano de todos.

Me llamo Andrés y soy el dueño de una tienda de moda, de la tienda de moda con más éxito de todo el centro de Lisboa.

Hasta aquí todo perfecto, nada anormal si no fuera porque la tienda contiene la moda de hace años.... de hace muchos años!!!, contiene la ropa mas pasada de moda que nadie nunca podría encontrar.. y fea, muy fea si cabe aún algo peor.

Aquí está la dificultad que cualquier otro comercio tiene pero no el mío y os contaré porque. 
Mi éxito son ellas, mis chicas, las de la foto (Esmeralda, Antonia Mari, Conchi e Inma).

Ellas son el secreto de mi espectacular éxito y todo empezó el día que yo decidí cerrar la tienda porque no vendía, porque mi ruina era ya inminente, porque para nadie existía mi negocio, todos me ignoraban aquí en pleno centro de Lisboa, hasta que ellas entraron por la puerta.

Esmeralda entró junto a Inma a los probadores, minutos antes de que el día se acabase y con él mi cierre definitivo y andaban probándose mi ropa de marca y de última moda pero nada parecía gustarles.
Me retiré y las dejé en paz y no sé muy bien lo que ocurrió pero al cabo de unos minutos, se organizó un remolino impresionante cerca de probadores e inmediatamente después una cola en caja para abonar las compras.

Yo estaba desconcertado, no sabía que había pasado. Me fui a caja, por cierto vacía hasta entonces y en ella pude ver a Conchi y Antonia Mari como una embalaba la ropa y la otra cobraba al público.

Me dio bastante alegría, emoción ver aquello, observar como mi negocio tenía un cierto movimiento como jamás había tenido y decidí mantenerme al margen y seguir observando el momento mientras, la caja se iba llenando.

Mis chicas, mi salvación, mi negocio...

Sólo a Antonia Mari se le ocurrió, cuando una cliente quiso probarse la ropa de Inma, que seguía en probadores junto a Esmeralda, en lugar de decirle que era la ropa usada de su amiga, se la dejó probar y después se la vendió por un precio súper razonable y además con la etiqueta de ser ropa exclusiva y CHEAP CHIC, las personas que llevan nuestra ropa, decían, son personas Trendy.

Y con este reclamo y sus ropas de armario y después las ropas de los armarios de personas normales como todos nosotros, mi tienda se creó el nombre y la marca de ser una tienda para gente Trendy que usa ropa Cheap Chic.
Todo el mundo quiere ser TRENDY.

Mi caja y sus bolsillos ahora se encuentran en la situación perfecta, suficientemente llenos.

Mis chicas...guapas, inteligentes  y perfectas.


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