jueves, 4 de febrero de 2016

Fiebre de un sábado por la noche....


En Nueva York, después de trabajar toda la semana en una tienda de pinturas de Brooklyn, Tony Manero (John Travolta) se prepara esmeradamente para disfrutar de la noche del sábado: se empapa en colonia Brut, se pone una camisa de flores ajustada, pantalones de tela de gabardina y zapatos de plataforma. En la discoteca de moda, Tony deslumbrará a todos con lo que mejor sabe hacer: bailar. 
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Traigo esta cita de la mejor película de baile que nunca he visto porque así me sentí yo aquel día.... un sábado que aburrido de ver series y películas malas, como las que hacen ahora, decidí ojear el periódico y en un anuncio de entre-páginas pude leer la convocatoria a una fiesta homenaje a los 80... 
No me lo pensé ni un momento y miré mi armario aquí y allí y combinando alguna ropa menos de moda pero intacta, jáa......  exactamente igual a Tony en su mayor éxito conocido, según mi punto de vista "FIEBRE DEL SÁBADO NOCHE"... y a media noche ya estaba allí y antes de las 1:00 la pista ya era mía... 
En alguna hora de la noche, no sentía el cansancio pero el calor del ímpetu me llevó a salir a la calle por unos minutos. Fumaría mi cigarro, tomaría un poco del fresco de la madrugada y volvería sin duda a luchar por el centro de la pista donde, como hice antes, mis movimientos de pelvis y de brazos me hicieron ganador de ese espacio privilegiado.

El cielo de la madrugada de Febrero puede ser precioso si se mira con la atención suficiente.... desde el banco, frente a la puerta de la sala, sentado, relajado, miraba hacia arriba, quizá con el límite de alcohol que mi cuerpo soporta sin desvariar, pude ver lo maravilloso y profundo del cielo negro... quizá los puntos relucientes de las estrellas engrandecieron la magnitud del espacio donde, yo, sigo pensando que por hermoso, debe ser nuestro hogar cuando abandonemos este sitio...
Transcurría el tiempo pensando, recordando.... me permití por un momento dejar volar la imaginación y me llevó hasta rincones abandonados en mucho tiempo.... 
De repente ella se puso de pié al otro lado del banco y abrió sus brazos, con la cabeza hacia arriba,  cerró los ojos y con un mueca de sonrisa en su cara me hizo comprender... es increible la sensación de plenitud que desprendia María, es difícil explicar como aquella imagen de la chica conectada con el cielo oscuro de la noche de Febrero marcaría mi vida para siempre, es imposible expresar con palabras la cantidad de sensaciones que en un momento se puede llegar a sentir...

Durante un minuto cerré los ojos como ella y desde mi asiento en el banco abrí mis brazos y miré al cielo como ella...

La Fiebre del Sábado Noche, de aquél día, supuso para mi, sin duda, un punto y final sobre temas intracendentes pero, con los que nos jugamos la vida y la felicidad cada día, fue el inicio del resto de mi vida y auque sigo teniendo grabada en mi mente aquella imagen "genial" de María, nunca pude encontrarla, como por arte la magia del mejor mago conocido, cuando abrí los ojos había desaparecido y ya nunca volví a verla.

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