La chica con el pañuelo de leopardo...

Recordando, recordando, en una noche fría de invierno, como la de pasado mañana, entreluces, sentado frente a la chimenea de rescoldo de leña de olivo seco, zapatillas de fieltro forradas de lana de oveja, bata de boatiné y con una buena copa de coñac en la mano… pero no de un licor cualquiera sino de “Courvoisier L’Esprit Decanter”

Para los ignorantes en este tipo de majares líquidos os comentaré que con un precio de 5,000 dólares por botella, es un coñac que viene de una variedad de mezclas que datan desde los tiempos de Napoleón I. Se caracteriza por su distintivo buque ahumado y robusto con fragancias de canela y flores de albaricoque secas. Desprende un sabor poderoso pero que deja un muy sutil sabor de boca, lo cual lo hace obvio que es un raro y viejo Coñac.

¡Hasta un solo sorbo de este Coñac renombrado podría ser una experiencia única en vuestra vida¡ 

A la mano izquierda la copa danzando circular y homogéneamente en forma de hondas y en la derecha el pincel…. 

Nuestro jefe, el del botón amarillo, nuestro pintor y fotógrafo, el que capta las mejores postales para luego mostrárnoslas a todos, recordaba y recordaba mientras delante de un lienzo pintaba su retrato número 26..….

Aquella tarde de verano, mientras se dirigía hacia los álamos que hay justo al salir del pueblo y que conformaban un magnífico bosque repleto del frescor de las hojas, mientras caminaba vio como, a lo lejos se aproximaba Isabel… algún rayo de sol iluminaba el camino y llegaba hasta Isabel que se protegía con aquel pañuelo de ojos de leopardo… 

 

Aquella tarde, mientras se acercaba Isabel, nuestro chico, el del botón amarillo, ya supo que algún día sería su retrato nº 26, imposible olvidar lo que le transmitieron su ojos con aquella mirada directa, su media sonrisa pícara y el movimiento sublime de sus brazos mientras se ajustaba aquel pañuelo de ojos de tigre…. 

Aquél recuerdo del verano es ya, para todos nosotros, su retrato número 26
 

Sublime (extraordinariamente bello)