El mundo de los negocios no me permite una vida privada y aunque a veces el éxito me proporciona una intensa felicidad y aunque estar en la cumbre implique estar siempre rodeada de gente que te admira por tu inteligencia y porque no, por tu belleza, hay algo dentro de cada uno de nosotros que no obedece siempre a la razón, ese algo llega desde muy adentro, directamente del corazón.
Por él cada despetar, cada sentimiento,
las flores, la música, el mar, la lluvia, y el viento;
la luz, el color, el fuego, la tierra, y el agua;
azules y grises recuerdos, el cuerpo y el alma.
Por él cada despetar, cada sentimiento,
las flores, la música, el mar, la lluvia, y el viento;
la luz, el color, el fuego, la tierra, y el agua;
azules y grises recuerdos, el cuerpo y el alma.
Esta es la parte de la letra de una canción conocida del gran José Manuel Soto pero desde que la escuché la hice mía...
Viajes, países, ciudades maravillosas....
Esta es mi vida desde hace años. Mi trabajo me obliga a no tener un sitio fijo donde colgar mis vestidos, tener un sitio acogedor en el sillón donde ver la tele por las noches, descansando.
Quedarme dormida sobre su hombro mientras compartimos instantes de películas inolvidables o momentos maravillosos que han quedado grabados en mí como a fuego, para siempre... como me ocurrió con él durante aquellos maravillosos tres días con sus dos noches.
Quedarme dormida sobre su hombro mientras compartimos instantes de películas inolvidables o momentos maravillosos que han quedado grabados en mí como a fuego, para siempre... como me ocurrió con él durante aquellos maravillosos tres días con sus dos noches.
En algún sitio de alguna ciudad de algún país se encuentra él, la persona con quién mis corazones siguen estando compartidos... confío, espero que algún día todo será diferente.
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