martes, 5 de noviembre de 2013

Biografía / El curioso caso de Aleixo Soarez

Cuando nació tenía ya 36 años.
Siempre pensó que había malgastado una parte de su vida pero, también por otra parte, según le decía su abuelo, se había ahorrado una triste infancia rodeada de niños crueles que le habrían llamado gordito y gafotas, además de feo, imbécil, narizotas y enano.
Era un asunto genético y contra ello nada se puede hacer.
Los Soarez que originalmente eran unos pastores trashumantes de Portugal, un día tuvieron que  iniciar un viaje para que sus 501 ovejas pastaran en los campos españoles. Portugal estaba despastada. La abundante hierba de  Galicia y Asturias hizo aumentar el rebaño y a los Soarez que  decidieron seguir en su viaje hacia los confines de la tierra. Pasaron y pastaron por Francia, Suiza, Italia, Bélgica, Holanda… en unos pocos siglos habían recorrido Europa y por algún defecto genético indescifrable, tal como pasaban por cada país, adquirían algún defecto en su físico que entre paso y pasto  transmitían fielmente a sus hijos y de estos a los suyos con algún añadido defecto inevitable.

¡¡ Si se quiere se puede… !!.  ¡¡ Si se busca se consigue… !!
Si cerrando los ojos con fuerza y concentrándonos podemos llegar a ver el pasado,  el futuro e incluso el universo, entonces porque la joven María, tuerta de nacimiento, pies planos y con una tartamudez típica de un pequeño poblado de la región Holandesa de Eindhoven ,  porque ella no iba a conseguirlo.

(¡¡¡ Quiero evitar a mi hijito la maldad de sus iguale !!!)

Nunca se supo como María había conseguido cumplir su deseo, nunca nadie después lo repitió.

36 años como 36 soles. Rubio, alto, de tez blanca como la espuma blanca de la leche de oveja. De conversación interesante, modales refinados, mirada penetrante, guapo como nadie conocido, como nadie en esta extensa  familia…
Pronto llegó a la madurez y solo un poco más tarde a la vejez.
Su madre nunca le vió crecer y su abuelo nunca le paseó a caballito, nunca le contó histórias. Sus amigos cambiaban golosinas cuando él tomaba cerveza. Nunca tubo pantalón corto. Paseaba elegante y altivo mientras que  los demás, se reían los unos de los defectos de los otros , pero al menos  pasaban el tiempo juntos.
Aleixo era feliz. Muy feliz. Pues claro que sí. Lo tenía todo. Era el único de su familia que nunca había sido confundido desde lejos con una de las ovejas de su rebaño.
En su soledad pensaba que no necesitaba a nadie, el era guapo, era sobresaliente. Su madre siempre se lo dijo, Sería feliz porque él era bello y no tendría que pasar por tantas y tantas humillaciones…
Aleixo estaba sólo.
Echaba de menos a su abuelo!!, .. a su padre!!, de quién era coetáneo y con quién había compartido muchos paseos por las cañadas conduciendo el rebaño.
Su vida siempre estuvo rodeada de cosas preciosas pero el siempre estuvo sólo.
Murió a los 76 años, sólo 3 años màs tarde que su madre.
Su familia esperó 7 días con sus 7 noches completas para darle entierro. Esperaron para que el paso del tiempo le igualara a los suyos….
 Ese día y en ese instante, sólo en ese preciso instante le aceptaron y por fin no estuvo solo.


Seguro que le hubiera gustado saberlo… !!pero... e un mondo dificcile ¡¡


                                                                                    Pulsante Rosso




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