sábado, 27 de septiembre de 2014

más o menos Eva...

Hace más de tres siglos Isaac Newton logró demostrar con ayuda de un prisma que la luz blanca del Sol contiene muchos colores.

En este antiguo descubrimiento me sigo apoyando para intentar comprender la personalidad de Eva. 
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En uno de mis frecuentes viajes a Estambul “que como sabéis es la capital de Turquía y con 14 millones de habitantes la ciudad más poblada de Europa” viajaba como siempre en el antiguo metro que atraviesa la ciudad, este sistema de transporte es usado masivamente por los habitantes de Estambul y a mí me encanta andar entre ellos, mezclarme y frecuentar los bares y garitos en la noche para alternar y así conocerles mejor, de hecho suelo ir con frecuencia al “Hayal Kahvesi” a escuchar música en directo (blues y rock) y cuando la noche avanza, bailar bajo las estrellas.

La primera Eva…

Aquella noche la vi por primera vez y cuando me marché ya la había olvidado.

Después descubrí que ese día las luces a su alrededor cegaron mis ojos, apagaron sus brillos, me impidieron verla como es...

Al día siguiente llegué temprano, en el Hayal Kahvesi no había nadie, excepto Eva que tomaba su copa preferida, el Raki, que como sabemos todos es la bebida típica Turca, algo parecido a nuestro aguardiente anisado, muy frío, con hielo y con semillas de naranja.

No tardé en acercarme y charlar con ella y fue entonces, en unos pocos minutos, mientras me hablaba y se giraba y me miraba cuando comencé a distinguir y diferenciar sus brillos y sombras, los matices de sus colores y poco a poco, en unas horas, la descubrí.

¡¡Esta chica está loca!!, pensé, y os aseguro, visto lo visto y vivido lo vivido que acerté… sólo una semana después creo conocerla y cada día me propongo no volver a verla… cada noche acudo a reunirme con Eva, ya no entiendo mi vida sin ella.

 


Eva en estado puro…


En Eva encuentras a flor de piel la ingenuidad de los niños, la inocencia de los adolecentes, la locura y la pasión de la juventud y la serena inteligencia de los que han pasado todas las etapas.

Eva puede no ser nada de eso y todo revuelto al mismo tiempo, crea en ti una sensación de euforia increíble, irresistible e imposible de seguir.

Como los colores del arco iris, te va provocando sensaciones, una tras otra en cascada pero también opuestas, sólo apreciándola desde cierta distancia puedes alcanzar a ver su belleza sublime.

Puede amarte y odiarte a la par, quererte o despreciarte al mismo tiempo… ¡puede sonreír o llorar!, puede hacerte feliz o sufrir sin que sepas bien lo que está pasando por su mente…

Unos días a su lado es la experiencia más agotadoramente maravillosa que nunca jamás vivirás.

Te bajará al infierno sin importarte sabiendo que más tarde subirás, con ella, a ese espacio reservado para el arco iris.

Mi huída…


Mañana será el día… me marcharé y trataré de no volver nunca más… aunque quizás… será mejor intentarlo en otro momento, otro día, la próxima semana.

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(El arco iris fue durante mucho tiempo un fenómeno tan asombroso como sobrecogedor. Tomado en ocasiones como portador de augurios, en otras como inspiración de leyendas y siempre como una maravillosa obra de arte de la naturaleza que siempre impresiona al ser humano)

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