La Chica de la yegua negra azabache...

Árabe, Pura sangre, Cuarto de milla, Frison, Mustang...

Existen muchísimas razas de caballos, cada uno con unas característica que le hace diferente de los otros... más altos, más rápidos, más ariscos o más dóciles, todo parecía importarme hasta que conocí a Gigante...

Gigante es mi caballo de paseo, mi socio, mi amigo, pero de un tiempo hasta ahora, también es el responsable de mi angustia y de mi falta de sueño, de mi nerviosismo, es el responsable también de mi felicidad...

Cuando paseábamos un día por el campo, Gigante dejó de hacer caso a mis órdenes para ir al galope en busca de una llegua de color negro azabache que paseaba por el prado al trote... al principio no me percaté pero en seguida, cuando llegamos a su lado y Gigante paró la marcha para continuar el paso junto esa bonita yegua... entonces entendí que estaba claro que no me obedecería, así que no me resistí y decidí dejarle en paz y ser su acompañante en este paseo tan peculiar...

Este momento de enamoramiento equino me despistó, no me percaté, no vi a la chica que montaba a la yegua negra azabache... pero solo fue durante un momento porque cuando tímidamente la miré por primera vez, cuando le miré a los ojos, ya no he podido dejar de mirar nunca más a Carmen...

Querida Rosita de L'amore, mi caballo blanco, mi Gigante hace días que ya no quiere seguir paseando por este campo, pronto decidirá no venir pero yo ya no quiero cambiar nada... los paseos, las charlas y la compañía de esta chica ya son imprescindibles para mi vida.

Queridito amigo caballero, el del caballo blanco y pantalón vaquero... todos sabemos que los animales siguen sus instintos y todos sabemos que ellos nunca son conscientes de sus errores, quizás, por ello no se equivoquen nunca... 

Observa como Gigante  decide en cada momento lo que quiere hacer, no tiene perjuicios, sigue su instinto, sabe que es lo que quiere hacer en cada momento y lo hace.

Porque tú no sigues los pasos de tu amigo, de tu caballo??

Rosita de L'amore