domingo, 26 de julio de 2015

Un momento inolvidable...

Parecía imposible que la dureza de caracteres en nuestros protagonistas, la intransigencia en los planteamientos, la acritud en lo cotidiano se rompiese como la porcelana ante un diminuto golpe de martillo, se borrara de la faz de la tierra, se transformara en energía en ese instante,  en ese preciso instante en que se enfundaron las zapatillas de ballet para comenzar el duelo....

Él gustaba de realizar varios Adagios como calentamiento antes del baile común mientras ella, particularmente tímida, alternaba algún Arabesque con un movimiento que siempre se le ha dado bien, el Attitud.

Ellos eran grandes Persé, sin embargo pequeños ante el inevitable torbellino de emociones que nos hicieron sentir cuando aquel día el maestro les pidió compartir aquél ensayo...

El bailarín inició con un "Pass de buré" (es el término para designar una danza rápida de ritmo de cuatro por cuatro), por su puesto se multiplicó para poder realizarlo, lo cual no nos sorprendió por la agilidad que le reconocíamos... ella le recibió con un Balancé (paso oscilante. Este paso es muy parecido al movimiento del valse y es una alternación de equilibrio, cambiando el peso de un pie al otro), la combinación perfecta del peso de un pie con el otro hizo que Berto se lanzara hacia ella y tomándola en sus brazos de Ballet barriobajero, la condujo hacia el paso definitivo y de dificultad extrema... "el Assemblé" (un paso en el que el pie que trabaja se desliza por el suelo antes de elevarse por el aire. 

Como el pie entra en el aire, el bailarín se eleva del suelo con la pierna de apoyo. Ambas piernas una vez realizado el salto bajan a tierra simultáneamente en la quinta posición).

Este fue el momento sublime, fantástico, la ciencia ficción se unió al conocimiento y la experiencia durante unos segundos... sólo unos segundos duró por que el aterrizaje de Assemblé no fue el esperado y el hombre pájaro, el jinete del aire,  bajó en cuarta sobre ella... 
Un silencio estremecedor se apodero de la sala y ya, poco a poco, fuimos abandonando el teatro cabizbajos y meditabundos mientras observamos los primeros ciudados de los camilleros que se llevarón a la chica hacia un lugar de observación sanitaria.

A mí, que me gusta recordar los momentos estelares de mi vida, con esta imagen me quedé para siempre ""El bailarín arriba"" cual pajaro que luce ala en las alturas mostrando sus dotes a la hembras observadoras,  enorme altura tomada en la practica de ese último paso... bello, importante, majestuoso.
 



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