lunes, 29 de febrero de 2016

Arrivederci Roma…



Italia sigue siendo para todos el país para los deseos, de la ilusión, el encantamiento de los enamorados…

La Fontana de Trevi es, sin duda alguna, la fuente más famosa del mundo.

Dicen de ella que es "la fuente más bella" sus aguas brotan en este rincón de Roma desde hace más de 2.000 años.

Se cuentan leyendas sobre la fortuna, los amores y desamores que obligan al visitante, cada vez que se encuentra en la ciudad, a seguir la tradición que sostiene que los visitantes que arrojan una moneda a la fuente aseguran su regreso a Roma, arrojar dos monedas les conducirá, irremediablemente, hacia un nuevo romance… y una tercera moneda asegurará el matrimonio.

Nuestra alocada y fantástica Teresa llegó a Roma en un vuelo nocturno de un día cualquiera del mes de Marzo, de prisa, urgente y como casi siempre con el tiempo justo de hacer las cosas.

Esta vez tiene una importante reunión.
Al día siguiente, a las ocho de la mañana se la esperaba en “Chiesa Rettoria Santi Vincenzo e Anastasio”, es una preciosa iglesia del barroco, está decorada con la técnica conocida como grisalla, ornamentación, principalmente con hojas de acanto, pintado en blanco y negro.

A las dos de la mañana Roma es fantástica para alguien como Teresa…. Luces de un solo un color adornan sus calles y plazas, a esa hora se respira tranquilidad y nuestra chica llegó precisamente en el momento adecuado, a la hora justa en la que sólo algunos conocen, en el momento mágico, el momento de la noche en que La Fontana de Trevi deja por unos minutos de lanzar agua por sus caños y automáticamente su agua se convierte en una balsa suave, trasparente y cristalina….

Teresa, nuestra chica inquietamente loca e inteligentemente imaginativa que, hasta entonces, nunca conoció el amor verdadero, se acercó, entre una especie de paz sonara, de profunda soledad que llena tu cuerpo de emociones indescriptibles hasta completarlo de felicidad… ella supo apreciar y valorar el momento, miraba fijamente y vio, en el fondo, entre las monedas de los turistas, una luna acorazonada de color rojo… como la que adorna nuestra botonería y sin pensarlo dos veces, se subió el vestido, dio un salto y metiéndose en el agua tomó la luna entre sus manos y levantándola al cielo cerró sus ojos… durante un momento pensó, fue consciente de que lo que estaba ocurriendo era una señal, durante un instante más rebuscó entre sus recuerdo, entre sus anhelos, aquél deseo que siempre estuvo allí y que guardó celosamente, aquél que solo ella conocía y que quizá algún día compartirá con alguien…




Sólo el sonido de agua corriente la pudo despertar y casi sin tiempo, saltó, brincó, hacia fuera… comenzó a salir agua por los diferentes caños y bocas y nuevamente el fondo cristalino se volvió onduladamente turbio hasta que se dejaron de reconocer las monedas e incluso algún anillo repleto de los deseos, seguramente de amor, de algún enamorado.

El silencio del momento se volvió ruidoso por el agua de la fuente y por un grupo de jóvenes que se acercaron…. Entre los chicos estaba él y ella nada más verlo, percibió algo jamás sentido por ella, supo que su deseo se haría realidad.

Teresa, nuestra chica alocada, divertida, preciosa restauradora de arte que acudió a Roma para hacer un trabajo en “Chiesa Rettoria Santi Visenzo e Anastasio” y vivió una experiencia irrepetible, quizá sólo sea producto de la imaginación de algún chiflado pero…. si durante el mes de Marzo vas a Roma, al filo de las dos de la madrugada, se dice, se comenta….

Alguien dijo alguna vez que en la Fontana di Trevi, si miras fijamente al fondo del agua, si observas con la mente preparada para el amor, si eres un elegid@, puedes llegar a ver reflejada en las cristalinas aguas de la maravillosa fuente, la luna en forma de corazón de color rojizo, como cuenta nuestra historia que, se dice...., le ocurriera a Teresa.
 
 
         

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