sábado, 12 de noviembre de 2016

La chica con el número 5...

Mientras caminaba por una preciosa callejuela situada en mi rincón favorito de la isla de Manhattan en New York, de casualidad pude presenciar el rodaje de un anuncio de una marca conocida de zapatos de moda... allí conocí y me enamoré de Nana. 

El rodaje de algún spot publicitario en este lugar no es algo extraño, de hecho, las calles, casas, edificios de Manhattan son súper conocidas en la industria cinematográfica y televisiva, pero hubo algo que llamó mi atención lo suficiente como para hacer que me acercase hasta el lugar del rodaje.

Por situaros os diré que soy bastante conocido en este mundo, soy un profesional del doblaje...  muchas de las escenas más peligrosas de las últimas películas conocidas las he protagonizado yo. (en la jungla de cristal I yo rompí con la cabeza una pared de cristales, en la película Rambo yo derrape hasta caer por una montaña de 100 metros de alta y mientras rodaba me clavé un astilla que atravesó mi pierna y muchas otras escenas más que me han hecho famosos entre los famosos que todos conocéis.

Y allí estaba ella, nos miramos fijamente, nuestros ojos al cruzarse quedaron fijados durante unos segundos, nos vimos y ahí supe que era ella la mujer de mi vida... 

No me extenderé demasiado, sólo comentaros que  pasemos una bonita noche que no terminó con el beso que yo deseaba, no me dejo besarla, ella pensaba que si lo hacía se perdería la magia de este  magnífico instante que marcó nuestras vidas, yo, en mi pensamiento más profundo sentí y contesté que la magia se acabaría cuando finalmente ella saliera por la puerta... 
Ya sabéis que las cosas del amor no tienen que entenderse, no hay que explicarlas ni buscar las leyes que lo rigen, sólo hay que vivirlo y si merece la pena, rebuscar un hueco pequeño en aquella parte del corazón donde sólo se guardan los recuerdos que deseamos que sean inolvidables.


En algún momento de la noche me pidió que cerrase los ojos y contase hasta 5, entonces presagié el vacío y cuando lo hice 1, 2, 3, 4, 5.......

y cuando abrí los ojos ella, mi amor fugaz de unas horas, ya no estaba, desapareció entre la oscuridad de nuestra noche y ya nunca más volví a saber de ella..... al menos esto pensé en esos instantes y en los siguientes 3 años hasta que un día reapareció en mi vida una vez más, mientras caminaba, en el poster publicitario más grande de la Quinta Avenida, mientras, entre sus brazos, mostraba un frasco de perfume de una marca conocida que, para la próxima campaña Navideña, había contratado su imagen.

Lo siguiente, lo que ocurrió, lo que hice.... quizá algún día os lo termine de contar.

Idea original de Nana






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